13 mayo, 2008

Domingo 11 de Mayo


Mon amour, el museo está ardiendo, el fuego sale por las paredes, por las columnas y los arcos, sube desde el piso, la cantera cromada, y yo vuelvo a ser agua. Tengo tanto sueño, -tú sabes de esta somnolencia mía innacabable- y he roto todas las sillas, me he tirado al suelo, luego sobre los postes y las pequeñas vallas, y sigo sintiendo las venas mortecinas.
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Ese chico, José, se encuentra en la sala de en frente, casi no hablamos, tú sabes, a nadie le gusta tanto hablar conmigo, y es que soy tan nefasta con los extraños, no me agradan, dice Herschel que a veces es necesario que rompa mi burbuja, dice, "ah, mira Rup, tú también eres humano como ellos", ¿tú crees eso? Y sí, tal vez, cosas de la infancia. La gente no viene, te cuento, supongo las ocupaciones hostigantes, los centro comerciales, la feria, los televisores acosantes, no sé, tal vez por eso me siento de repente bien aquí, la soledad que acompaña al museo habla conmigo también. Es así, unos vienen y otros van, la mayoría pasan desapercibidos, unos cuantos observan, observan demasiado, hasta que no entienden, y se van. Y ahora recuerdo aquel primer poema, "...quien se sienta y observa mientras los demás corren...", ¿lo recuerdas? Tú, con vehemencia, nunca dejas de hacerlo.
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Andrea vendrá por mi en una hora más, iremos a que se haga una perforación en la nariz, me da pavor, sabes como soy tan maricona para esas cosas, me duele, todo siempre me duele, luego, supongo que naturalmente nos sentaremos en cualquier banqueta mientras yo fumo y bebo cerveza, y ella habla, habla, y habla un poco más, después, sólo estaré buscando el momento para comer y dormir. Samuel me ha invitado al teatro, pero no quise ir, también me ha pedido que toque para él, y parece que aún no entiende la relación entre aquel violín y yo, así que, también dije que no. Él es bueno, me ama, dice que me ama aunque sea violenta y neurótica. Por eso lo conservo, no hay tantos que me soporten así, tú sabes.
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Quisiera saber qué pasa contigo ahora, podría adivinar algunas cosas, aunque nada sería tan real como estar a la puerta de tu habitación roja, metiendo mis dedos por entre la brecha, que sé, siempre permites para mí. Te extraño sobremanera, tengo desordenada la moral, y es que a veces sólo quiero amarte con la voz, y explotarte en la boca... quiero correr pronto tus pasos de duende...
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Todo esto de mis ojos desorbitados y los muertos,
sé que te son madrugada al medio día
y ahora tengo tanto miedo,
no puedo evitar escuchar La Muette
sin pensar que estás saliendo por la
puerta de atrás, creyendo que lo
haces con sigilo mientras me rasguñas
la frente, y yo lo sé,
lo sé tan bien
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¿Y qué me dirás?
-sólo un minuto-
Un minuto no es tanto cuando estás,
y ese mismo minuto es tan abismal
cuando no estás
Hay veces, que no podemos creer
en los árboles ni en la astronomía
-aunque te haya enseñado yo hacerlo-
porque solo somos esto,
cuatro manos sin dedos que
pretenden sacar de los pianos los
conciertos de absoluciones y
reencarnaciones
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A veces, no tenemos nada,
sólo el fatalismo arraigado
e incluso,
un poco de agua, con la que
a veces ni siquiera lluvia
podemos hacer ya
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mi amor mío
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estoy aterrada, y quiero verte,
un día más, sin cerebros ni humanos,
sólo con vidas, muchas vidas
y poder ser todas las personas
a tu lado, y en frente, y arriba,
y atrás,
quiero estár de vuelta...
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Luego luego!! jajaja

Que preciosa estás =)
Oye... me encanta leerte ok? Sineto algo asi, asi, asi... como en los viejos tiempos. Quiero verte pronto eeh!! Se te extraña demasiado. Cuidate mucho, y calma pequeña, que aún tienes mucho por hacer.

Besos.

Max

Anónimo dijo...

Y yo lloro, lloro...como con las películas.
Seguro un día de estos podre decir algo, lo que sea pero algo. Todos se van a enterar y me gusta..

W.